sábado, 6 de julio de 2013

Homenaje involuntario a Breton, también conocido como el dictamen de la ley universitaria

He leído por completo el último dictamen sobre la ley universitaria, disponible aquí. Mi opinión, que podría cambiar parcialmente en caso que algunas cosas sean modificadas y mejoradas, es que tiene tantas contradicciones y superposiciones que es un desastre en potencia.

Los detalles los dejo en el texto comentado y apostillados que estoy colgando aquí. La crítica más general es que el dictamen es por partes demasiado genérico y por otras demasiado detallista. Pone condiciones en exceso reglamentaristas para la organización de las universidades, que no han demostrado ser mejores o peores que las actuales; al mismo tiempo esas enormes precisiones se prestan para enormes vaguedades: todas las universidades tienen que tener vicerrectorado de investigación, pero la acreditación no incluye la investigación, sino solo las carreras. A su vez, las carreras no figuran en la estructura organizativa de la universidad y ni siquiera se definen con claridad. Esto como un ejemplo de la impresión más fuerte que queda: el dictamen está mal redactado, pero el problema principal es el desorden conceptual.

Otro problema, muy serio: en un enorme enredo, omite cualquier responsabilidad de organizar a las universidades privadas con fines de lucro bajo un modelo nacional, pero introduce suficientes artículos que indicarían lo contrario para armar el caos más completo. Es decir: no hay manera de compatibilizar la ambiguedad presentada en varios artículos con el mandato claro al inicio del capítulo sobre gobierno universitario en el que se dice claramente que las privadas con fines de lucro se organizan como les da la gana. No es que me oponga, simplemente me parece aberrante no decir de frente que queda fuera de la ley salvo cuando opten por aceptarla en aspectos como la acreditación, cosa que sí se menciona.

Lo único positivo: realmente no hay una amenaza significativa a la autonomía universitaria, con una superintendencia que no parece particularmente mala ni como idea ni como implementación básica. Lo malo es la falta de consistencia en las normas sobre lo que haría y cómo lo haría, y eso es problema del legislador, no de la SUNAU.

Al final, lo que se puede decir es que el texto no está en condiciones de ser aprobado, por un buen margen. Las contradicciones, los vacíos y los errores son muy grandes, y luego de arreglarlos, todavía habría que discutir si lo que se plantea permitirá crear un gran sector universitario peruano, o si apenas intenta evitar que ciertos desastres sigan ocurriendo. Creo que intenta lo segundo, y que ni siquiera lo va a lograr.

El texto comentado está aquí.


4 comentarios:

Christian dijo...

Para que no se crea que la lucha de los estudiantes es por mantener el status quo; es necesaria una reforma, pero coherente, eficaz y sostenible en el tiempo. P.D: NO SE PUEDE LEER LAS LINEAS SUBRAYADAS DEL ARCHIVO EN EL ENLACE.

Eduardo Villanueva Mansilla dijo...

Lo lamento por los subrayados, que en mi computadora funcionan perfectamente. Mejor hubiera sido si no gritabas. Aparte: personalmente me importa poco "la lucha" de los estudiantes, puesto que preferiría que me hablen de sus propuestas, y que no sean las trasnochadas ideas que la FEP promueve habitualmente. Eso sin entrar a discutir la representatividad ínfima que la FEP tiene hace décadas...

El cojudo nostálgico dijo...

Qué malcriado resultaste, Eduardo. Es cierto que no debió escribir en mayúscula, pero esa no es la forma de enseñar. ¿Tú enseñas? Además, resultas pedante cuando dices "en mi computadora funcionan perfectamente". Por último, terminas diciendo "me importa poco la lucha de los estudiantes". Creo que te das unas ínfulas que tus amigos ya se dieron cuenta.

Eduardo Villanueva Mansilla dijo...

Ok, y aparte de las banalidades sobre mis modales, ¿Algo que decir sobre la entrada?